Un museo que honra a los marineros franceses que pescaban en las aguas de Islandia en el siglo XIX y principios del XX.
Una iglesia pintoresca y pequeña que es un punto de referencia en el pueblo.
Un conmovedor cementerio que contiene las tumbas de marineros franceses que murieron en la región.
Una calle principal encantadora con casas históricas y edificios que muestran la influencia francesa en la arquitectura.
Un faro histórico que ofrece impresionantes vistas panorámicas de la zona.