Las murallas que rodean Béni-Isguen son una característica distintiva, construidas para proteger la ciudad y conservar su patrimonio.
Un mercado tradicional donde los locales venden una variedad de productos textiles, artesanías y alimentos.
Una mezquita histórica que sirve como centro espiritual para los habitantes de la ciudad.
Un antiguo minarete que también ha servido como torre de observación debido a su ubicación elevada.
Un lugar sagrado con tumbas de varios siglos de antigüedad, reflejando la arquitectura y tradición local.