Jemaa El Fna es una plaza pública y, como tal, está 'abierta' las 24 horas del día. Sin embargo, su verdadera magia cobra vida al atardecer y por la noche, cuando se llena de artistas, comerciantes y puestos de comida. No hay horarios fijos de apertura o cierre para la plaza en sí.

¡No, la entrada a la plaza Jemaa El Fna es completamente gratuita! Puedes pasear por ella, observar el ambiente y disfrutar de los espectáculos callejeros sin coste alguno. Solo pagarás por aquello que consumas o compres, como comida, bebidas o recuerdos.

Para disfrutar plenamente del ambiente de Jemaa El Fna, especialmente al atardecer y por la noche, te recomiendo dedicar al menos 2 a 3 horas. Esto te permitirá pasear, observar a los artistas, quizás cenar en alguno de los puestos y simplemente empaparte de la energía única del lugar.

Jemaa El Fna es mucho más que una plaza; es el corazón palpitante de Marrakech y un Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Históricamente, ha sido un punto de encuentro para comerciantes, narradores de cuentos, músicos y artistas, manteniendo vivas tradiciones ancestrales y reflejando la rica cultura marroquí.

Sin duda, el mejor momento del día para visitar Jemaa El Fna es al atardecer, cuando la plaza se transforma y se llena de vida con los puestos de comida y los artistas. En cuanto a la época del año, la primavera (marzo-mayo) y el otoño (septiembre-noviembre) ofrecen temperaturas más agradables para pasear.

La plaza Jemaa El Fna en sí es un espacio abierto y llano, lo que facilita el desplazamiento. Sin embargo, debido a la gran afluencia de gente, especialmente al anochecer, y el terreno irregular de algunas zonas, la accesibilidad puede ser un desafío. Prepárate para multitudes, pero el espacio principal es transitable.

Jemaa El Fna está rodeada de puntos de interés. Justo al lado tienes los famosos zocos de Marrakech, perfectos para perderse y regatear. También, a poca distancia, puedes visitar la Mezquita Kutubía (su exterior, ya que solo es accesible para musulmanes) y sus hermosos jardines, o el Jardín Majorelle (un poco más lejos, pero accesible en taxi).

Mi consejo es que te dejes llevar por el ambiente, pero también que seas consciente de tu entorno. Conduce con calma al regatear en los zocos, estate atento a tus pertenencias en las aglomeraciones y, si te acercas a artistas como los encantadores de serpientes, es posible que esperen una propina. ¡Y no dejes de probar la comida local de los puestos!